Ya no te veré más
durmiendo a gracia suelta:
no volviste jamás
de tu amorosa vuelta
Con una gata blanca,
mira que mala suerte:
la gata era la blanca
de la Señora Muerte.
La leche está servida,
está listo el pescado;
tu silla preferida,
en vano te ha esperado.
Tu paso era ligero,
tus modales corteses,
fuiste tan sincero
que me ignoraste a veces.
Me hablabas tú muy suave,
yo nunca te entendía;
mas fue una falta grave
tu enorme melodía.
Llegó hasta el universo
ira y amor a una,
el eco en el reverso
siniestro de la luna.
Y un encolerizado
te enmudeció en el frío:
no más a nuestro lado
duermes, amigo mío
Tu cuerpo es hoy la sombra,
las nubes son tus manchas,
y ahora solo te nombra
el silencio a sus anchas.
La leche está servida,
está listo el pescado;
y tu silla preferida
ya se ha desesperado.
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